martes, 16 de octubre de 2012

HAMBRE E INDIFERENCIA


Una vez más y como en veces anteriores en el cuerno de África, en Somalia, la sequía sobrevuela y los escasísimos recursos, por no decir ninguno, coloca en muy poco tiempo al límite de la supervivencia. Cuentan unas mujeres que sobrevivían  con dos o tres animales, que eran su sostén y que una vez muertos se trasladaban como podían al centro de refugiados en Kenia, donde se agrupas demasiadas personas y demasiada hambre.
En esta población son mayormente las mujeres que luchan con lo que les queda de fuerzas, buscando salvar a alguno de sus hijos. Este tema no es nuevo, es reiterado y nos enteramos una y otra vez del relato donde se ven únicamente cuidados paliativos. Las personas que están allí como médicos, cooperantes,… con su invalorable ayuda procuran que el filo hilo de vida o muerte se fortalezca, pues es frágil como el cristal, pero a su vez logran hacer milagros.



Se prevén muertes de cientos de niños, que ya hoy sobreviven con su extremo bajo peso y sus madres no tienen armas para luchar más. Este panorama repetido no tiene solución de fondo, a ninguno de los que ostentan poder en el mundo parece interesarles esas pobres vidas sin alternativas.
Si hay dinero para armar pueblos como Siria, que se están destruyendo a pasos agigantados, sembrando la tierra de sus propios hijos, ofreciendo como anécdota diaria la cantidad de muertos entre los que destacan los niños.
A veces cuesta identificarnos como a seres humanos, creo que podemos llamarnos seres en proceso de evolución, no humanos porque esa palabra tiene connotaciones de las cuales todavía carecemos. Es mi valoración, quizá esté equivocada, Pero la palabra “HUMANOS” es demasiado grande para identificarnos dentro de ella. Tendremos que recorrer aún un largo camino para considerarnos como tal.
-NORA- 

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