La gran caja de
sorpresas que nos lleva a lugares remotos o cercanos y cotidianos. En esa
comunión lograda, nos involucramos con el protagonista sin darnos cuenta, y sin
tomar conciencia donde termina la realidad y comienza la ficción, tratamos de
adentrarnos en su ámbito, queremos saber más de su entorno, la época del relato
y hasta mentalmente quisiéramos ayudarlo en sus peripecias de vida. Hasta ese
punto nos atrapa y mantiene en vilo hasta el final. Y a veces ese final no nos
conforma y quisiéramos tener el poder de cambiarlo.
Estas sensaciones
son provocadas por un libro y muchísimas
más. Ninguna persona debería privarse de la magia de la lectura. Abrirá nuestra
mente y corazón a nuevas ideas y sensaciones, aunque no sean compartidas, nos
hará reflexionar, comentar y hasta discutir, porque cada persona tendrá una
visión diferente y las diferencias enriquecen a las personas. No renunciemos a
ello, es el tiempo mejor empleado, saborear la magia de un libro.
Abramos el tesoro
de palabras escondidas en un libro y nos enriqueceremos por dentro. Este verano
logremos este objetivo y …
¡FELICES
VACACIONES!
NORA
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