Una vez al año
celebramos el día de la Tierra ,
la madre Tierra. En estos días se habla de ella, prometemos cuidarla, palabras
huecas que se olvidan hasta el año siguiente…
Sin tomar en
cuenta que somos su esencia, su reflejo, la contaminación que acumulamos la
veremos en nosotros mismos y en el reino animal que ve mermada su especie y
reproducción.
En los humanos nuevas
enfermedades, hambrunas. En los paisajes domina la desertificación. En los
mares, contaminados de forma alarmante por nuestras basuras y tantas pruebas
nucleares indiscriminadas y desconocidas, la destrucción de formas marinas se
va haciendo cada vez más notoria.
Los vertidos
industriales sin el menor control y cuidado nos acercan a enfermedades
incurables, que no son tenidas en cuenta, ni difundidas. Las selvas, pulmones
del planeta se van empequeñeciendo a pasos agigantados, produciendo grandes
inundaciones en tierras aledañas y como decíamos la desertificación avanza.
Hemos visto
asombrados grandes bloques de hielo desplazados a la deriva, mostrando también
ahí un punto débil, puesto que son nuestras reservas de agua en el futuro.
Por todo esto y
mucho más deberíamos comprometernos seriamente con nuestra madre Tierra y hacer
conocer a niños y a jóvenes nuestros errores y desconocimiento para que ellos
valoren y sean los guardianes de nuestra casa grande, puesto que ha sido ya
demasiado castigada y debemos revertir lo más rápido posible. Debemos desearnos
suerte en el intento, por el bien de las formas de vida del planeta del cual
nosotros formamos parte.
NORA
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