He visto en estos últimos meses y con alarmante continuidad como se desangra otro país, en este caso Siria.
Diariamente y en forma sistemática vemos cientos de muertos y heridos sin distinguir entre niños, mujeres y mucha gente joven dispuesta a dar la vida por el país. Creo que hay una generación perdida sin remedio en aras de la libertad, que sienten deben recuperar. La destrucción que se ve en las imágenes de los medios de comunicación es caótica.
Entidades de prestigio como Naciones Unidas o mandatarios importantes de poderosos países miran de costado esos aberrantes hechos, vertiendo comentarios no muy comprometidos y sin involucrarse demasiado, a lo más alguna reunión de prensa, fotos y no mucho más.
Se ha llegado a extremos tales que a los médicos no se les permite atender a los heridos o a las ambulancias llegar a las zonas más conflictivas. Todo esto llegará a ser un genocidio más como Sarajevo, Sierra Leona o Afganistán. Será necesario ver cientos, miles de muertos, ciudades arrasadas, para que estos jefes de estados con alguna vocación humanitaria logren detener este desastre televisado.
A veces pienso, y perdón por mi ignorancia, que es como un dejar hacer y luego cuando sea demasiado tarde aparecerá un “salvador” haciendo ver lo que hizo para lograr la paz, o tal vez soy ¿muy mal pensada?

NORA.
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