
Hubo un cambio de escenografía a nuestro alrededor, los montes se cubrían de un blanco manto con ligerísimos tonos marrones que hacían de repente que esos paisajes se acercaran aún más a nosotros haciéndose notar por su blancura e inmensidad.
Los árboles de ramas desnudas trataban de albergar la nieve como para tomar fuerzas y renacer en la futura primavera y los otros, si los que mantienen la hoja y el follaje seguro tendrían en su regazo a los pequeños pajarillos y sus familias buscando abrigo y seguridad.
Todo el verde que habitualmente vemos estaba cubierto del blanco puro del elemento helado y el río con mucho más caudal que el habitual buscaba velozmente alejarse hacia las zonas bajas, cercanas al mar.

Siento a la naturaleza elaborando su paisaje, protegida por un manto que luego en primavera se abrirá en un abanico de colores proporcionado por la gran variedad de flores y tonos que estallarán al sol. Aparecerán las aves con sus crías ansiosas de crecer y luego volar en soledad.
Y todo, todo volverá a comenzar con el brío furioso de la primavera por venir.
NORA.
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