Nos apabullan día a día con cifras, porcentajes, la Bolsa que sube y baja, etc…
Así, de esta manera mantienen distraídas a las personas que diariamente batallan para vivir dignamente ajenos a estos números inalcanzables. De pronto llega el invierno crudo y sin compasión descorre el velo de la verdad y ahí surgen, se hacen visibles las muchas personas que viven en la calle y que tal vez no hace mucho tenían un techo donde cobijarse y calor familiar. Incluso se dan casos de niños que se desvanecen en horas de clase por no tener el sustento necesario para soportar el frío invernal.
La brecha que separa la niñez de la ancianidad es la que se une en las adversidades dejando al descubierto su vulnerabilidad. Los niños que son nuestro futuro y los ancianos que dieron su vida útil a los demás y han tenido malos tiempos.
Los muy poderosos “están muy preocupados” por todo, pero yo diría que sobre todo en hacer cerrar sus cuentas ¿a favor de quien? Debe de ser alguien superior, desconocido para nosotros y al que evidentemente no le preocupa el ser humano, sólo los números a conseguir en su ámbito de poder.
Además y en otro orden los países gastan cifras incalculables en armamento destinado a guerras, en las cuales la opinión pública no ha participado en las decisiones que se toman, sólo un minúsculo grupo de personas decide por el pueblo.
Muchas familias o indigentes podrían tener sus necesidades cubiertas si “los de arriba” se ocuparan y preocuparan más de ello.
Sé que es una esperanza inútil porque en las altas esferas no alcanzan a ver la realidad impostergable de techo y comida para esa población débil y desahuciada. El sector de poder centra su energía en otras cosas lamentablemente. Sé que es una esperanza ¿inútil?
NORA.
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