Rodeado de mar, cuya rompiente, roe y dibuja sus costas con rudeza y sin pausa,
se encuentra un pequeño islote en la cosas de Vizcaya, cubierto de una especie
de bruma constante, que lo hace más enigmático aún, se llama san Juan de Gaztelugatxe.
Mirando hacia lo alto del islote, vemos una escalera al cielo, cuyos
escalones y estadios dan vida a un vía crucis, es el esfuerzo del caminante,
pretendiendo llegar a la meta y elevar un deseo, haciendo tañir la campana de
la pequeña iglesia que se encuentra en la cima. Es una sensación extraña, al
llegar a las alturas, imponentes montes verdes, y roca tallada por los tiempos,
nos hace parecer pequeños e insignificantes, vemos además muy cerca la isla Aketze
o isla de los conejos, reservorio de aves diversas y conejos silvestres,
también con su propio encanto.
Al volver, el camino, de una pendiente elevada y constante, se hace largo y
duro, luego de andar, uno realmente se siente pleno, de haber llegado a la cima,
respirar plenamente ese aire del océano, satisfecho de que nuestras campanas se
oigan en la inmensidad del mar y por qué no! se cumpla nuestro ferviente pedido
a san Juan Bautista o aquel en quién confiemos ....
NORA.
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